Buenos días blogueros,
Hoy reseño una novela del género chick lit que englobo dentro del mes temático de Laky del blog Libros que hay que leer. Se llama Las ranas también se enamoran de Megan Maxwell.
SINOPSIS:
Una comedia romántica que nos recuerda que los polos opuestos son los que más se atraen.
Marta es una joven y divertida madre soltera que trabaja como costurera en el taller de moda flamenca de Lola Herrera en Madrid. Sus dos pasiones son su hija Vanesa, a la que adora, y su moto, una Honda CBF 600, con la que pasa muy buenos momentos.
Pero el día a día de Marta dará un brusco e inesperado giro cuando el hijastro de su jefa, un empresario inglés llamado Philip Martínez, aparece en su camino y no lo puede despistar ni acelerando con la moto.
Sin duda, el destino y un inglés tozudo se han unido para cambiar su vida y, en especial, el amor.
SU AUTORA:
OPINIÓN:
Hacía mucho tiempo que no leía novelas románticas y he de confesar que he disfrutado mucho con Las ranas también se enamoran. Es un libro de 414 páginas, divididas en 45 capítulos y un epílogo que transcurre dos años después de esta historia.
La novela comienza en Madrid en una fiesta de Fin de año de 2009, con la cuenta atrás para tomar las uvas y con nuestros protagonistas deseándose Feliz año 2010.
Aquí conoceremos a Marta, Patricia y Adrián, un trío de amigos y compañeros de trabajo bien avenidos, cada uno con una personalidad marcada y diferente al resto. Patricia es joven, divertida y alocada. Adrián es homosexual, ocurrente y gracioso hasta decir basta. Marta es nuestra protagonista, una joven de 32 años con una hija de 16 llamada Vanesa, con ese carácter de adolescente que todo pide, egoísta, sin pensar en nadie más que en ella y por lo tanto problemática.
Marta acaba de salir de una relación con El Musaraña y todo el equipo junto brinda y desea que el año nuevo les traiga amor del bueno y puedan olvidar sus fracasos amorosos.
- Brindemos porque Marta en el 2010 conozca una estupenda rana, que le quite ¡to er sentío! Y que le haga olvidar los asquerosos sapos que ha conocido hasta el momento.
En la fiesta Marta tendrá un pequeño encontronazo con un guiri llamado Philip. Dicen que los polos opuestos se atraen y Marta y Philip no pueden ser más opuestos. Marta es alegre, juvenil, trabajadora, divertida, alocada mientras que Philip es muy recto, serio e intransigente. Más adelante conoceremos que ostenta el título de conde y tal vez ello le haga tener esa personalidad tan sombría y ecuánime.
Marta, Patricia y Adrián trabajan para Lola Herrera. Lola nació en Sevilla y creció en el negocio de costura de su madre. Cuando se casó, se marchó a vivir a Madrid y abrió su propio negocio de trajes de flamenca al que llamó por su nombre. Tiene un deje andaluz (palabras como siquilla en vez de chiquilla, armidoná en lugar de almidonada, miarma, etc.) que complementa su personalidad encantadora y jovial.
Como todos los años, el equipo de Lola Herrera se presenta al mayor desfile de talento andaluz: la semana del Simof en Sevilla donde se muestran las últimas tendencias en todo lo referente al traje regional de flamenca. Patricia, Adrián y Marta tendrán que viajar a Sevilla para que todo salga a la perfección.
A partir de aquí viviremos situaciones disparatadas, malos entendidos que causarán más encontronazos y problemas a solventar, gente cabezota que no quiere dar su brazo a torcer ni escuchar explicaciones y que darán lugar a más situaciones de despropósito y desatino.
Si la envidia fuera tiña ¡tos tiñosos perdidos!
Las ranas también se enamoran es una novela fresca, juvenil y descarada. Veremos una relación con altibajos entre Marta y Philip así como situaciones estrambóticas por no querer dar el brazo a torcer. Las escenas subidas de tono están bien logradas, vienen como rodadas y se ven como la continuación de una relación normal entre dos personas. Se leen de manera natural y no desentonan. Megan Maxwell ha incorporado a esta novela mucho diálogo, escrito con picardía y que rebosa juventud, frescura, espontaneidad, y, como no, complicidad entre los tres amigos.
Es una comedia romántica muy divertida. La autora contrapone dos situaciones opuestas y nos muestra, comparándolas, el estilo de los ingleses tan cautos, serios y rectos (a excepción de cuando tienen una copa de más encima) con la de los españoles que siempre son más alborotadores, gritan más, hacen más jaleo, bailan y lo ponen todo patas arriba en una fiesta dando todo de sí.
La rutina es el beso de la muerte.
En definitiva, Las ranas también se enamoran me ha parecido genial. Me encanta ese toque andaluz de esta novela donde las ranas no son finalmente lo que parecen, me divierten los diálogos frescos y rápidos y llenos de sentido del humor. Una novela muy bonita, llena de amor, amistad y compenetración entre los protagonistas, alegría, ternura y risas. Una historia con personajes muy creíbles y bien caracterizados, con unos diálogos muy sencillos y divertidos, fácil de leer, y con una ambientación muy bien descrita y una buena trama.
Para más información:
Me alegra que lo hayas disfrutado pero esta vez no me animo, que no termina de llamarme.
ResponderEliminarBesotes!!!
Leo chick lit en raras ocasiones, porque tiene que atraerme mucho la trama para que le dé una oportunidad. Esta que reseñas es de las pocas que leería de Megan Maxwell, porque de esta autora no me convencen la mayoría de sus novelas. Un abrazo.
ResponderEliminarLo leí hace años porque me enamoró la portada pero no me gustó tanto como a tí. De hecho, no he vuelto a leer nada de la autora, me dejó a medias
ResponderEliminarBesos