Aprovechando el mes temático de Laky he leído Palmeras en la nieve de Luz Gabás, una novela que me ha encantado y que englobaría en la categoría de novela landscape.
SINOPSIS:
Solo un amor eterno podía dar voz al olvido.
Es 1953 y Kilian abandona la nieve de la montaña oscense para iniciar junto a su hermano, Jacobo, el viaje de ida hacia una tierra desconocida, lejana y exótica, la isla de Fernando Poo. En las entrañas de este territorio exuberante y seductor, le espera su padre, un veterano de la finca Sampaka, el lugar donde se cultiva y tuesta uno de los mejores cacaos del mundo.
En esa tierra eternamente verde, cálida y voluptuosa, los jóvenes hermanos descubren la ligereza de la vida social de la colonia en comparación con una España encorsetada y gris; comparten el duro trabajo necesario para conseguir el cacao perfecto de la finca Sampaka; aprenden las diferencias y similitudes culturales entre coloniales y autóctonos; y conocen el significado de la amistad, la pasión, el amor y el odio. Pero uno de ellos cruzará una línea prohibida e invisible y se enamorará perdidamente de una nativa. Su amor por ella, enmarcado en unas complejas circunstancias históricas, y el especial vínculo que se crea entre el colono y los oriundos de la isla transformarán la relación de los hermanos, cambiarán el curso de sus vidas y serán el origen de un secreto cuyas consecuencias alcanzarán el presente.
En el año 2003, Clarence, hija y sobrina de ese par de hermanos, llevada por la curiosidad del que desea conocer sus orígenes, se zambulle en el ruinoso pasado que habitaron Kilian y Jacobo y descubre los hilos polvorientos de ese secreto que finalmente será desentrañado.
Un excelente relato que recupera nuestras raíces coloniales y una extraordinaria y conmovedora historia de amor prohibido con resonancias de Memorias de áfrica.
SU AUTORA:
Luz Gabás
Luz Gabás Ariño nació en 1968 en Monzón (Huesca). Se licenció en Filología Inglesa y obtuvo la plaza de profesora titular de escuela universitaria. En 2007 escribió su primera novela, Palmeras en la nieve. Publicada en febrero de 2012, se convirtió en el debut español de más éxito de ese año y fue traducida a distintos idiomas. La adaptación de la novela al cine supuso un rotundo éxito y la película consiguió dos premios Goya.
En 2014 publicó Regreso a tu piel y, en 2017, Como fuego en el hielo. Con ambas novelas, editadas por Planeta, Luz Gabás se consolidó como una de las grandes autoras de nuestros días, por lo que ha recibido el reconocimiento de lectores y asociaciones culturales y de libreros de toda la geografía española. Su obra está siendo publicada en varios países.
Actualmente reside en Benasque, en las montañas del Pirineo aragonés, donde encuentra la inspiración para su trabajo. El latido de la tierra (Planeta, 2019) es su nueva novela.
OPINIÓN:
Palmeras en la nieve es un libro que me ha sorprendido. Nunca me había llamado la atención, la verdad, pero una amiga me lo recomendó y me lo prestó y no tengo más remedio que agradecerle el haberme descubierto a la autora Luz Gabás.
El libro nos habla a través de un narrador omnisciente sobre el periodo de colonización española de Guinea, en concreto de la isla de Fernando Poo (actual Bioko). Si lo leéis comprobaréis que está muy bien documentado. Además la autora nos explica que se ha basado en las historias que le contó su padre sobre esta época en la que vivió allí.
Palmeras en la nieve es un gran libro y no solo por sus 734 páginas sino por la historia que su autora Luz Gabás cuenta y por cómo lo cuenta, irradiando cariño, amor, ternura y mimo.
La narración va alternando entre el pasado y el presente. En la parte del pasado conoceremos a Kilian y Jacobo, dos hermanos que van a trabajar a la isla de Fernando Poo junto a su padre Antón. Es un viaje largo y cansado y las circunstancias y la climatología de Pasolobino, su lugar de residencia (un pueblo pequeño en el pirineo de Huesca) dista mucho de lo que se encontrarán en la isla: calor asfixiante y mucha humedad. En el pueblo quedarán su hermana Catalina y su madre Mariana, que ya había estado en la isla en 1918. Su destino es Guinea y su lugar de trabajo, la finca de Sampaka, el lugar donde se fabrica el cacao más exquisito y extraordinario que jamás se haya probado.
Es el primer viaje en barco de nuestro protagonista Kilian y en el que Jacobo intentará guiar y aconsejar a su hermano menor. La autora, Luz Gabás, hace que el viaje de Kilian sea nuestro propio viaje: descubriremos Fernando Poo a través de sus ojos y nos enamoraremos de la isla a través de sus sentimientos y emociones. Acompañaremos a Kilian en todo momento, seremos su sombra desde el instante en el que abandona las nevadas montañas y se embarca en el expectante viaje con rumbo a la isla. Disfrutará como un niño pequeño con zapatos nuevos de la travesía, de las diferencias culturales que va encontrando en las personas con las que se topa a cada paso que se aleja de su pueblo natal y nos embargará con la ilusión de aquel que descubre todo por primera vez.
La llegada a la isla es especial tanto por las personas que van a recogerlo como por el maravilloso paisaje que encuentra. Es todo tan diferente a su pueblo natal, que queda maravillado. Más aún cuando avista por primera vez el Paseo de las palmeras, seña identificativa de la entrada a la finca Sampaka. Palmeras que se alistan a ambos lados de la carretera dejando boquiabierto a quien pase por allí. Parece que el tiempo se detenga, y en esos segundos, sólo está permitido disfrutar de unos momentos de tranquilidad y sosiego, de silencio y quietud.
Paseo de las palmeras
A través de su día a día en la isla, descubriremos la tareas rutinarias del cuidado de los cacaotales, el trabajo en los campos, las dificultades con las que se encuentran a nivel laboral, lingüístico, climatológico y personal. Habrá poco tiempo para el ocio, pues se trabaja en largas jornadas que duran de sol a sol. Pero el trabajo es gratificante y las personas con las que se relaciona le introducen en un mundo y una cultura diferente a la suya.
Kilian disfrutará de dos mundos totalmente distintos y diversos y amará cada una de las características de ambos mundos: la nieve de Pasolobino y el calor húmedo de Fernando Poo, la tranquilidad de un pueblo pequeño contra la diversidad de la isla.
En el presente, en el año 2003 Clarence, la hija de Jacobo, encontrará una foto partida por la mitad y parte de unas cartas que le harán desconfiar de lo que le han contado sobre la estancia de su padre Jacobo y su tío Kilian en la isla y querrá averiguar qué pasó mientras estuvieron allí. Para ello viajará a la isla de Fernando Poo donde irá descubriendo cómo era la isla en la época de los 50, donde se encontrará con personas que conocieron a su padre, tío y abuelo y se enamorará de la región y sus costumbres tal y como hacen todos al pisar la isla.
... sabía que lo que entraba en la mente por los sentidos cuando uno era joven, allí se quedaba mientras la experiencia de los años iba dejando cicatrices.
Palmeras en la nieve es un novela costumbrista, entrañable y con un gran y variado elenco de personajes principales y secundarios que están muy bien perfilados y, por tanto, cuentan con personalidades propias y diferentes. Mis favoritos son Kilian y Ösé.
Así encontraremos a Kilian que es decidido, responsable y, sobre todo, coherente consigo mismo. Estará Simón que es obediente y noble, Jacobo que vive la vida sin pensar en las consecuencias, cuya sangre corre por sus venas y le hierve y hace todo sin pensar más allá que en sí mismo. Y, por último, Antón y José dos hombres sabios, con unos principios asentados y arraigados, de buen corazón y que me han cautivado y enamorado. Ösé, que así es como todos sus allegados llaman a José, es muy callado, reservado y discreto y usa muchas veces refranes para decir lo que piensa.
Hay un antiguo proverbio africano que dice que cuando dos elefantes luchan, es la hierba la que sufre... Pase lo que pase, será la hierba la que sufra. Esto es lo que yo creo.
Palmeras en la nieve es una saga familiar con una ambientación maravillosa y espectacular en Guinea, y en la que Luz Gabás nos muestra muchos matices de la vida allí, tanto políticos, como culturales y personales y, cómo no, de la evolución del país en todo ese tiempo. Es una novela que mezcla la juventud y la pasión, el romance y el amor, el trabajo duro y bien hecho, la amistad y el compañerismo, la autoridad y el hacerse respetar.
También trata las injusticias a las que se enfrentan los nativos, hace referencia a la naturalidad con la que los blancos nos creíamos superiores y con derecho a casi todo, a la revolución que hizo temblar no solo los cimientos políticos sino también los personales y sentimentales. Una lucha, en definitiva, por la supervivencia.
El único hombre negro que había conocido en persona trabajaba en el bar del barco. Recordó haberlo observado maleducadamente durante más segundos de los necesarios, esperando encontrar grandes diferencias con él aparte del color de la piel y la perfección de su dentadura. Pero nada. Con el paso de los días, no veía un hombre negro, sino al camarero Eladio.
Luz Gabás ha conseguido una historia muy bien narrada, con mucho detalle y gusto, sin rayar en la zalamería. Nos descubre unos paisajes paradisíacos que nos transportan a la isla de Fernando Poo en la que desearíamos estar. Nos hace cómplices al mostrarnos, de forma privilegiada, las costumbres del pueblo de Ösé que nos maravilla por su sencillez, por la unión del pueblo y sus gentes, por hacer de lo cotidiano algo grandioso, por revivir historias que contar a los descendientes.
Palmeras en la nieve es una novela que transmite paz, serenidad, bienestar. Una novela muy recomendable, para leer despacio, para saborear su historia e impregnarse de sus costumbres, para deleitarse. En definitiva, para disfrutar y emocionarse.
La vida es circular, los hechos se repiten; en otras circunstancias, sí, pero son básicamente semejantes. Como la naturaleza. En ningún sitio como aquí es tan fácil darse cuenta del ciclo de la vida y de la muerte. - Se encogió de hombros -. Una vez te lo aprendes , es todo más fácil. ¿Sabes qué me decía una y otra vez mi abuela, allá en nuestro valle, cuando era pequeña? Pues que para saber vivir hay que saber morir.
Ains, Isabel, la tengo en el limbo de mi biblioteca. Por tu reseña, se nota que has disfrutado muchísimo con su lectura, sobre todo por cómo reflejas tus impresiones. Espero saldar más pronto que tarde mi deuda lectora con Luz Ganás. Un abrazo, Paco.
Me gusta lo bueno de la vida: leer, dormir, soñar, escuchar música, reír,...
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A mí también me sorprendió cuando la leí. Me gustó mucho más de lo que esperaba.
ResponderEliminarBesotes!!!
Ains, Isabel, la tengo en el limbo de mi biblioteca. Por tu reseña, se nota que has disfrutado muchísimo con su lectura, sobre todo por cómo reflejas tus impresiones. Espero saldar más pronto que tarde mi deuda lectora con Luz Ganás. Un abrazo, Paco.
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