Buenos días blogueros,
Hoy os hablo de una novela histórica que me ha gustado mucho: El dios que habita la espada de José Soto Chica, galardonada con el Premio Edhasa Narrativas Históricas 2021.
SINOPSIS:
En el año 568, Hispania, prácticamente olvidada por el Imperio Romano y habitada por diversos pueblos debilitados y enfrentados entre ellos, es una tierra peligrosa en la que imperan el caos y la batalla.
Pero Leovigildo tiene un sueño: un reino fuerte y unido, con un único rey y una única ley igual para todos. Un reino en paz para sus hijos, Hermenegildo y Recaredo. Aunque solo Valtario, señor de la guerra implacable y mortal, cree al principio en el sueño del rey. A su alrededor, todo serán conjuras, traiciones y revueltas, que incluso le llegan desde el lecho conyugal, pues su esposa, la reina Gosvinta, tan cruel como inteligente, planea un futuro muy distinto.
Viven una edad oscura, tiempos convulsos, a caballo entre el dios cristiano y el antiguo dios de los godos, el dios furioso, aquel que habita en la espada...
Es ésta una novela de sangre, guerras y miedos, de espías y conjuras, pero también de fe, amor y esperanza. José Soto Chica consigue, con El dios que habita la espada, una obra vibrante a la par que meditada, de prosa ágil y tremendo pulso narrativo, donde nos narra una época de la historia que aún hoy permanece, en parte, desconocido: el reinado de Leovigildo, primer rey de Hispania. Y lo hace con el corazón en la mano, descubriéndose como un impecable narrador del alma humana, con sus grandezas y sus miserias.
SU AUTOR:
José Soto Chica fue militar profesional y estuvo destinado a la Misión de Paz de la ONU (UMPROFOR) en Bosnia-Herzegovina. Un accidente con explosivos le costó una pierna y lo dejó ciego, lo que le llevó a reencauzar su vida hacia su verdadera pasión: la historia. Se matriculó en la Universidad de Granada, donde en la actualidad es doctor en Historia Medieval y profesor contratado doctor, además de investigador del Centro de Estudios Bizantinos, Neogriegos y Chipriotas de la misma ciudad.
Es autor de las monografías Bizancio y los sasánidas. De la lucha por el oriente a las conquistas árabes (2012), y Bizancio y la Persia sasánida: dos imperios frente a frente ( 2015 ), Imperios y bárbaros. La guerra en la Edad Oscura (Despertaferro, 2019), y Los visigodos. Hijos de un dios furioso ( despertaferro, 2020), así como coautor de la edición, traducción y estudio de La Didascalia de Jacob. Ha publicado más de cincuenta artículos y capítulos de libros en revistas y obras especializadas y es también autor de dos novelas históricas: Tiempo de leones y Los caballeros del estandarte sagrado.
OPINIÓN:
El dios que habita la espada es una novela de 525 páginas compuestas de prólogo, 76 capítulos, glosario y nota del autor. Se terminó de imprimir en marzo de este mismo año y ha recibido el premio Edhasa Narrativas Históricas 2021.
Estamos ante una novela histórica basada en datos reales sobre el pueblo visigodo en la que José Soto Chica ha intentado ser lo más fiel posible a los hechos, a pesar de que nos confiesa en la nota del autor que se ha tomado un par de breves licencias.
¿Y qué encontramos?
Un matrimonio de conveniencia en el año 569 con el que se intenta fortalecer el reino de Toletum. La reina Gosvinta se verá obligada a casarse con un hombre que no conoce llamado Leovigildo. Tiene dos hijos pequeños, Hermenegildo y Recaredo, que le acompañarán en la travesía y desconfiarán de esa señora que les ha separado de su madre.
Tenemos unos personajes principales con una personalidad muy fuerte y marcada como, por ejemplo, la reina Gosvinta. Ella es bella, inteligente, manipuladora, cruel, seductora, vengativa y paciente como una víbora. Leovigildo, por su parte, es un hombre recio y contundente que persigue un sueño. Desea tener una Hispania unida y fuerte con un único reino, un rey, un pueblo, una ley y una fe. A su lado estará el fiel Valtario, un hombre que ha sufrido mucho y que está lleno de odio y furia, controlada en la vida y desatada en la guerra. Tiene el carácter, el pensamiento y los atributos de un noble guerrero godo del siglo VI. Es tenaz, valiente y fiel, con las ideas claras y con la sangre hirviéndole por las venas. Como buen guerrero es fiero con la espada, implacable con sus enemigos y adorable con los suyos.
mi padre me enseñó que la única forma de derrotar al miedo es avanzar hacia él
Hermenegildo y Recaredo son unos pobres e inocentes niños que se verán trasladados fuera de su hogar, a otro destino, con la incertidumbre de qué les depara el futuro y en unas circunstancias que cambian y con las que tendrán que aprender a vivir como príncipes de Toletum. A lo largo de la novela se verá cómo evolucionan, cómo se desarrollan y cómo forjan su personalidad.
El Dios que habita la espada es una novela que mezcla conquista, guerra, lucha y dolor con la pasión, el amor, la ternura y la inocencia, sin olvidar la magia. Es una novela de traiciones continuas, de personajes inteligentes y ambiciosos, con ansia de poder, capacidad infinita para las mentiras, los engaños, los tejemanejes y los complots. Es una historia que te hace vibrar, que te tensa y te emociona tanto por las situaciones crueles y violentas que se narran como por las más tiernas que se suceden a lo largo de sus páginas.
José Soto Chica nos narra en esta novela años y años de lucha y de guerra, de maquinaciones, complots y muerte, de sembrar el terror en los territorios vecinos con el fin de conquistarlos. Unas escenas bélicas que nos recuerdan a la mejor de las secuencias de la película El Señor de los Anillos. Todos contra todos, luchando a muerte y ensartando la cabeza del líder caído en una lanza para que todos sepan que han de rendirse. Batallas en las que los godos finalmente salen victoriosos aunque no ilesos.
la furia es buena cuando uno está roto, te hace gritar, maldecir, luchar, vivir...
Los capítulos cortos consiguen impregnar en la novela un ritmo rápido y ágil haciendo la narración fluida y muy visual. La pluma del autor es fina y El dios que habita la espada tiene el ritmo que le pudiera imprimir a sus palabras un cuentacuentos. Por ello, podemos permitirnos dejar volar nuestra imaginación y pensar que estamos ante una historia de personajes ficticios, aunque fueron reales, que viven penurias, gracias y desgracias a lo largo de su existencia, luchando por su rey hasta dejarse la vida por lograr el objetivo marcado. Y seremos testigos de los sucesos ocurridos desde el momento en que Leovigildo toma posesión del cargo de rey de Toletum hasta la conquista de Hispania.
José Soto Chica ha creado una historia muy bien contada que deja de manifiesto los matrimonios por conveniencia para unificar los reinos; las semillas que se plantan para que germine el mal; el dolor, las penas y las pérdidas (materiales y personales) de ser conquistados; la masacre y la violencia con la que se actúa en contra de los vencidos cuando ya se ha ganado y se quiere demostrar el poder que se tiene; la inteligencia y las artes de las mujeres que quedan en segundo plano a pesar de que muchas veces son ellas las que mueven los hilos.
En resumidas cuentas, si te gusta la novela histórica, si te gustan las escenas de lucha, guerra y conquista o si te gustan las historias bien contadas y con ritmo que no decae, El dios que habita la espada te va a encantar.
«¿Por qué tanta lucha?», se pregunta, y al instante suelta una larga y salvaje carcajada que de inmediato convoca a las de sus hombres. En realidad, conoce la respuesta: son hijos de un Dios furioso. Son godos. Malditos y altaneros godos. Siempre dispuestos a combatir y a derramar su sangre y la de los demás. Siempre ha sido y siempre será así.
Para más información:
Gracias, me parece una muy buena opción. Besos
ResponderEliminarQué buena pinta tiene! El género me gusta mucho, así que tomo buena nota.
ResponderEliminarBesotes!!!
Tiene una pinta estupenda y no he leído mucho sobre la época. Apuntado
ResponderEliminarBesos
Me gusta lo que nos cuentas en tu reseña sobre El Dios que habita la espada. Tiene unos ingredientes muy atractivos, con el interés que me suscita la prrsencia de personajes históricos que me atraen, como Hermenegildo, Leovigildo y Recaredo. Tomo buena nota. Un abrazo.
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