Buenos días blogueros,
Cuando vi publicado en las novedades de la editorial Nazarí el libro de Carolina Molina con esa espectacular portada, no pude evitar la tentación de leerlo. Os hablo de El falsificador de la Alcazaba.
SINOPSIS:
Granada. Siglo XVIII. Juan de Flores, prebendado de la catedral y aficionado coleccionista, descubre el foro de Iliberri (la Granada romana) en el corazón del Albayzín. Lo que podía haber sido un hecho meritorio para la historia de la ciudad se transforma por distintas causas en el más detestable de los hallazgos arqueológicos granadinos. Movido por ansias de notoriedad, comenzará a falsificar piezas y documentos. El juicio en el que se vio inmerso fue un suceso único en Granada.
La ubicación exacta de Iliberri ha sido para la arqueología motivo de discordia hasta que en la actualidad, de la mano de Manuel Sotomayor, historiador y arqueólogo, se abren líneas muy interesantes de investigación. De su ensayo Cultura y picaresca en la Granada de la Ilustración toma los datos la autora de esta novela como línea argumental de lo sucedido con estas falsificaciones, solo comparables a los míticos “Libros Plúmbeos”.
Carolina Molina, autora de cinco novelas ambientadas en la ciudad de Granada entre las que se encuentran La luna sobre la Sabika o Noches en Bib-Rambla, nos desvela uno de los periodos más desconocidos de esta ciudad. Una grata lectura que nos hará reflexionar sobre el carácter español y granadino a través de la picaresca que nos ha hecho tan famosos.
SU AUTORA:
Carolina Molina (Madrid, 1963) es periodista y autora de novelas históricas aunque trabaja varios géneros literarios. Tras licenciarse en la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid, se dedicará al teatro inspirada por la obra de Federico García Lorca. Siendo muy joven publica dos libros de cuentos (Cuentos para la hora del té y Cuentos de la mañana).
En 1995 comienza su relación con la ciudad de Granada con la publicación de la novela La luna sobre la Sabika con la que crea un género inexistente dentro de la novela histórica: la novela histórica didáctica. En 2006 publica Sueños del Albayzín a la que le seguirán Guardianes de la Alhambra y Noches en Bib-Rambla. Ha colaborado en la revista El Legado Andalusí, una sociedad mediterránea y EntreRíos.
Su línea de investigación como periodista y documentalista se centra en la Granada romana (Iliberri), además de los cambios experimentados en el patrimonio artístico granadino durante el siglo XIX. Ha conferenciado sobre la cultura andalusí en bibliotecas españolas y fue invitada por el Instituto Cervantes de Utrecht (Holanda) para hablar del legado de al-Andalus.
Recientemente ha coordinado la antología de relatos Cuentos engranados con más de cincuenta autores nacionales. Durante el mes de marzo de 2013 coordinó, junto a la escritora Ana Morilla y bajo la dirección del novelista Blas Malo, las “Primeras Jornadas de Novela Histórica de Granada” con un éxito rotundo de público.
OPINIÓN:
La novela El falsificador de la Alcazaba es un libro cortito de tan solo 116 páginas contado a través de un narrador omnisciente. Lo que más me llamó la atención fue su espectacular cubierta, que nos muestra un cuadro de Gaspare Vanvitelli en el que se ve La Grotta di Posillipo. Esta gruta, situada a las afueras de Nápoles, representa uno de los lugares favoritos de los viajeros del siglo XVIII, pues muchos creen que en este lugar fue enterrado el poeta Publio Virgilio.
Es un libro basado en datos históricos que consta de introducción, catorce capítulos y un apéndice. La autora, Carolina Molina, nos comenta que estos datos han sido tomados de un libro escrito por Manuel Sotomayor, que quiso desvelar la ubicación de Iliberri.
Antigua Granada Romana |
La historia ambientada en el siglo XVIII nos habla de un un prebendado de la Catedral de Granada llamado Juan de Flores, que se convertirá en el protagonista de esta novela. Juan de Flores, uno de los falsarios más despreciados de esta época, se dedica en cuerpo y alma a buscar la antigua Granada romana, también conocida como Iliberri. Tal es su empeño, que se ve envuelto en una trama de falsificación de objetos, de textos y de documentos para convencer a todo el mundo de que Iliberri realmente existe bajo las tierras de Granada.
Me ha gustado cómo la autora nos muestra la época en la que ocurren estos hechos. Unos años en los que se reflejan las grandes diferencias entre ricos y pobres, así como la importancia y la confianza ciega que se le daba al clero. Debido a esta condición, Juan de Flores no tuvo ningún problema en que la gente de Albayzín le mostrara sus antigüedades y se las vendieran por poco dinero. Así consiguió una valiosa colección y la fama de hombre sabio. Si sumamos las grandes ansias de renombre y prestigio unido a su gran afición por las antigüedades, Juan de Flores no dudó en aprender el vil oficio de la falsificación y lo puso en práctica excusándose en servir a su Dios. Y así nos lo muestra en su obra Carolina Molina.
Todas aquellas personas interesadas en la Historia, sabrán que el proceso judicial que duró varios años y por el que al final fue condenado este prebendado, fue famoso en Granada. Sin duda, las falsificaciones por parte de Juan de Flores están calificadas como el segundo embuste histórico sufrido por los granadinos, siendo el primer lugar para los Libros Plúmbeos, que también son citados en esta obra.
Libros plúmbeos |
En cuanto a las sensaciones que me ha provocado el libro son dispares. La trama no está mal, pero lo que no ha terminado de convencerme es la forma de contarla. Voy a intentar explicarme lo mejor posible.
Lo primero que debo aclarar es que a mí la Historia no me gusta y supongo que este aspecto ha influido bastante en mi valoración de la obra. Al leer la historia me ha dado la sensación, por momentos, de estar en un aula en la que se impartía esta asignatura. Me ha parecido estar frente a alguien que me contaba algo con datos históricos. Como si de una charla entre amigos se tratara donde una persona hace un monólogo sobre unos datos conocidos y con ello se inventa una pequeña historia. Este estilo narrativo realmente no me termina de convencer. Personalmente, prefiero que basándose en unos datos históricos alguien se invente una novela y me la cuente. Y esto no lo he encontrado en El falsificador de la Alcazaba.
Por otra parte, la forma en la que está escrito el libro no es de mi agrado. La lectura se interrumpe constantemente con datos que la autora tiene a bien aclarar.
Y por último, Carolina Molina hace guiños al lector a lo largo del texto y continuas referencias a la historia real. Este aspecto tampoco me gusta pues hace que pierda el hilo de lo que voy leyendo. No me agrada encontrar frases sueltas en las que se dirigen directamente a mí, porque es como sacarme fuera de la narración para luego intentar meterme otra vez dentro cuando la narración continúa. Ejemplo" el lector, que es inteligente, podrá ver en.esto...."
En mi humilde opinión, creo que hubiera sido mejor escribir un prólogo, una introducción, un apéndice o unas notas aclaratorias con toda esta información, dejando el texto de la novela libre para su lectura sin interrupciones.
Si os gusta la Historia y las interrupciones no os molestan como a mí, El falsificador de la Alcazaba puede ser un buen libro para este verano.
Para más información, visitad aquí la página web de la editorial.