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viernes, 10 de junio de 2016

Tres maneras de volcar un barco (Chris Stewart)

Buenos días,

Tres maneras de volcar un barco es uno de los libros que escogimos en el Club de Lectura hace apenas unos meses. Su autor es Chris Stewart, aunque tal vez os suene más por ser ex batería del grupo musical inglés Génesis.



SINOPSIS:

Chris Stewart se hizo célebre con la publicación de Entre limones, el divertidísimo relato de un joven inglés que, con tal de no vestir traje y acudir a una oficina, se gastó todos sus ahorros en la compra de un ruinoso cortijo en las Alpujarras granadinas. El libro se convirtió en un fenómeno editorial, hasta el punto de que, junto con los dos volúmenes siguientes —El loro en el limonero y Los almendros en flor (aún inédito en castellano)—, suman más de un millón de ejemplares vendidos en Inglaterra y más de 400 mil en España. 

En esta ocasión, Stewart comparte con el lector una de las experiencias más insólitas de una vida ya de por sí asombrosa. Todo comienza de forma fortuita cuando una amiga le ofrece un trabajo tentador: ser el patrón de un velero para navegar en las islas griegas. La propuesta parece un sueño hecho realidad, si no fuera por un pequeño inconveniente: Chris no ha navegado en su vida, ni sabe por dónde empezar. 

Con abundantes dosis de ingenio e hilarante autocrítica, Chris narra su iniciación a la vela, desde un neblinoso puerto de la costa inglesa hasta su particular odisea por aguas mediterráneas rumbo a la isla de Spetses. Y como guinda, una inolvidable peripecia a través del Atlántico Norte por la ruta del legendario explorador escandinavo Leif Eriksson. El fino humor de Stewart, su facilidad para la anécdota, su tendencia a actuar movido por cierta visión idealista de la realidad, dan forma a un original y atractivo relato del mundo, el de un hombre amable que, desvinculado desde hace años de la servitud de los bienes materiales, sabe disfrutar como nadie de los pequeños y grandes placeres de la vida.


SU AUTOR:


Chris Stewart realizó los más diversos trabajos, la mayoría de dudosa relevancia para su actual ocupación, antes de iniciar su vida de granjero en la sierra de Granada. Entre otras actividades, fue el primer batería del mítico grupo de rock Genesis, trabajó en el circo de Sir Robert Fossett, se ganó la vida esquilando ovejas en Suecia, recorrió China para escribir una guía de viajes Rough Guide, obtuvo una licencia de piloto de aviación en Los Ángeles y completó un curso de cocina francesa. Además de su célebre trilogía sobre sus vivencias en la Alpujarra granadina —Entre limones, El loro en el limonero y Los almendros en flor—, Stewart narró su desopilante iniciación en el arte de navegar en Tres maneras de volcar un barco (SALAMANDRA, 2010). En la actualidad, sigue viviendo en El Valero con su mujer y sus numerosos perros, gatos, gallinas y corderos.


OPINIÓN:


Cuando se eligió este libro de entre las lecturas propuestas para el club de lectura me pareció una buena opción. No había leído ninguna crítica pero la sinopsis pintaba bien y además encontré varias opiniones positivas sobre otro libro de este autor. Pero me equivoqué. Nunca pensé que un libro corto se me pudiera hacer tan largo.

Y es que tres maneras de volcar un barco tiene apenas 184 páginas. Consta de tres partes divididas en tres, dos y tres capítulos respectivamente, un epílogo, el poema Los Jumblies de Edward Lear y los agradecimientos.

Los Jumblies es un poema publicado en 1871 por Edwar Lear incluido en el libro "Nonsense songs and stories". Con él, tal y como nos explica Ígor Barreto, Lear pretende celebrar el triunfo de unos personajes que contravienen las reglas de la lógica y se lanzan a una aventura contrariando la experiencia de aquellos que representan el poder y lo verosímil. El viaje de los Jumblies es una travesía delirante sobre un colador, utilizado como nave para surcar una mar borrascosa.



El autor intenta contarnos en Tres maneras de volcar un barco la aventura de un cuidador de ovejas de veintinueve años llamado Chris. A través de su amiga Julie Miller se entera de que la tía abuela de esta (Jane Joyce) buscaba un patrón de barco, alguien que cuidara de su barco en las islas griegas. Él acepta el trabajo a pesar de no haber estado nunca en uno, ni siquiera de pasajero. Tras leer un libro de autoayuda y hablar con su patrona, tan solo de las buenas condiciones laborales, su trabajo comenzaría unos meses después.

¿Qué ha hecho que esta lectura no sea de mi agrado?

En primer lugar podemos echarle la culpa a las expectativas. Según la sinopsis este libro tiene humor, autocrítica, ingenio, ...No digo que no estén, pero yo, personalmente, no los he encontrado.

Por otra parte se dirige al lector de forma directa. Como ya os he comentado con anterioridad esta es una sensación que no me gusta ni me ha gustado nunca, y en esta ocasión no es una excepción. Frases como por ejemplo "como tal vez recordará el lector, Tom había sido mi instructor en el curso para obtener el título de Tripulante" podrían decirse de otro modo, sin sacarnos de la historia en la que supuestamente estamos inmersos.

En tercer lugar la historia es poco o nada creíble, al igual que sus personajes. Me da la sensación de que todo es absurdo e irreal. Qué persona en su sano juicio cogería un barco sin haberse montado jamás en él, hace un par de cursos y se embarca en un viaje por los mares. Igualmente pienso que no es creíble que Jane Joyce le contrate sin tan siquiera hacerle una buena entrevista; le ve, le habla de tres tonterías, confía en él, le dice que le va a pagar una barbaridad y le contrata. Y lo veo absurdo no ya por el dinero sino porque tu vida va en juego.

Imagen sacada de la web http://alejandroaviles.artelista.com/

Para continuar con las cosas que no me han gustado hablaré de los personajes. A su amiga se la nombra de pasada, a su novia, con la que supuestamente lleva viviendo varios años, la deja en el pueblo mientras él se va en el barco a surcar los mares y no cuenta con ella ni para tomar la decisión de irse, ni piensa en ella en todo el tiempo que está fuera.

Además hay fragmentos que no enriquecen la lectura ni la historia y que dan la sensación de estar para rellenar páginas. Por ejemplo: "Pasó corriendo un perro moteado. En algún lugar glugluteó un pavo. Un burro atado a la sombra de un alto eucalipto soltó un rebuzno tan fuerte y prolongado que partía el corazón."

Y ya por último habla demasiado y en demasiadas ocasiones sobre palabras propias de un barco (los nudos, la vela, cómo navegar) pero no hay historia en sí misma. Llena párrafos con ellos de manera que a mí me han aburrido y me han hecho leer en diagonal. Tal vez resulte interesante a aquellas personas que esté relacionadas con los barcos o se estén iniciando en ellos. Por ejemplo:

"Descubrí que las cuerdas en realidad no eran tales, sino escotas, cabos, drizas, calabrotes, bozas, estays o escalas. Los aseos no eran el retrete, sino el jardín. Naturalmente la parte de delante no se llamaba parte delantera, ni la de atrás, trasera ... y además estaban el bichero, las bitas y poleas, los puños de pico, las orzadas y los puños de escota." No sé a vosotros pero este párrafo a mí no me aporta nada, ni entiendo la mitad del vocabulario. ¿Vosotros qué pensáis?




¿Qué me ha gustado del libro? Pues no todo ha sido malo. Hay dos cosas que me han llamado la atención positivamente.

La primera es un precioso pasaje:
"las aves -declaró- son las flores del mar. Son el elemento vivo del paisaje marino; le dan color y personalidad, y una variedad infinita. No hay un solo navegante oceánico a quién no le gusten las aves".

La segunda cosa que cabe destacar de este libro es que nos insta a reflexionar, a disfrutar de la vida, del viaje que ello representa, haciéndonos entender que no debemos pensar sólo en el objetivo final, sino en el trayecto. Para ello hace uso de un trozo de la novela Viento, arena y estrellas de Antoine de Saint -Exupéry.

"En una ocasión Antoine le había dicho a un camellero beduino que en su aparato volador podía hacer en dos horas el mismo viaje que a una caravana de camellos le llevaría 10 días. El beduino, pensativo, se rascó su nariz aguileña , miró intensamente al aviador a los ojos y le preguntó en voz baja: ¿Y por qué iba a querer alguien hacer algo así?
En eso estoy totalmente de acuerdo con el beduino y elegiría con los ojos cerrados explorar la belleza que ofrece el mundo. Conozco personas que nunca han dormido bajo las estrellas; de hecho, es probable que haya gente que jamás ha subido a una montaña ni nadado en un río o un lago. Ya es tiempo de que lo hagan."



Para más información:



Calificación:


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