Buenos días blogueros,
Insomnio es la ópera prima de Daniel Martín Serrano, una novela de la que he escuchado buenas opiniones en las redes sociales. Y hoy me toca el turno de dar la mía.
SINOPSIS:
El inspector Tomás Abad está obsesionado por atrapar a un asesino que ha decapitado a varias mujeres en Madrid. La búsqueda lo llevará a un descenso a los infiernos cuando descubra que una persona muy cercana a él está implicada en el caso, y para protegerla deberá tomar una terrible decisión que lo apartará del cuerpo de policía para siempre. Dos años después trabaja como guarda de seguridad del cementerio de la Almudena. Mientras soporta los turnos acechado por un insomnio que lo hace dudar de su cordura, alguien con sed de venganza lo persigue en la oscuridad de la fría noche para castigarlo por los errores que cometió. Entonces Abad comprende que el caso está más vivo que nunca.
Un Madrid espectral y oscuro cobra vida en este thriller psicológico en el que el insomnio y los fantasmas del pasado atormentan a un antiguo inspector de policía que lucha por escapar de sus temores más profundos.
SU AUTOR:
OPINIÓN:
Insomnio es una novela que cuenta con un único protagonista, el expolicía Tomás Abad. A lo largo de sus 552 páginas divididas en 63 capítulos, el autor, Daniel Martín Serrano nos hará una exposición del proceso que ha llevado a Tomás a tomar decisiones que le han dejado, tal y como era de esperar, fuera del cuerpo de policía.
La historia va alternando entre el presente y el pasado de nuestro protagonista. Así descubriremos que hace dos años el inspector Tomás Abad y su compañera María Llanos se encontraban sumergidos en una investigación de asesinatos múltiples en el que se ven de alguna forma implicados varios personajes importantes e influyentes de Madrid y que parecen intocables. Un caso que a Tomás le angustiará y le quitará el sueño (literalmente) e intentará resolverlo a la mayor brevedad posible junto a su compañera María, buscando siempre una justicia que no sabe si logrará conseguir para las víctimas.
Por otra parte, en el presente somos conscientes desde el primer momento de que algo inusual e incorrecto debió pasar para que el inspector ya no forme parte del cuerpo de policía, para que los que habían sido hasta hace poco sus compañeros le nieguen el saludo y desvíen la mirada, y para que esté trabajando como guarda de seguridad en el cementerio de La Almudena.
Estos saltos temporales suelen gustarme mucho porque nos hace ver la historia con otros ojos y suele dejarme siempre con la tensión de qué pasó, qué consecuencias tendrá y que ocurrirá a continuación. En este caso no ha sido diferente, pero sí debo puntualizar que al comenzar un nuevo bloque he necesitado leer algo escrito por el autor que me diera alguna pista para recordar por dónde se había quedado la situación y poder retomar el hilo de la historia.
Igualmente debo decir que ambas partes no tienen el mismo peso. La parte del pasado te mantiene con la intriga, te anima a seguir leyendo, a querer saber más. Estás en tensión cada vez que aparece un cadáver y viendo cómo ni la policía ni tú sois capaces de frenar esa ola de asesinatos. Y se te hace corto cuando el autor cambia al presente. La parte del presente, por su parte, es más lenta, más relajada, casi como si nada pasara, hasta que llega casi al final, momento en el que presente y pasado convergen, la "bomba" explota y el ritmo se vuelve más vertiginoso.
En la novela, además de nuestro protagonista, hacen aparición varios personajes secundarios con mayor o menor relevancia: la familia de Tomás, los compañeros de trabajo, las personas a las que investigan, etc. Pero el centro de atención siempre está situado en Tomás.
Al finalizar la lectura de Insomnio quedan más o menos claras todas las dudas que nos han podido surgir con respecto a los incriminados y sus actuaciones. Aún así, me hubiera gustado conocer cuáles eran los motivos que llevan a dos jóvenes, Carmen y su amigo Antonio, a visitar por las noches un lugar inhóspito y saber qué hacían una vez allí.
Como pegas puedo decir que no he disfrutado de la novela tanto como esperaba, tal vez porque no he conectado con el protagonista ni con su forma de hacer las cosas. Personalmente no entiendo el motivo por el que Tomás oculta el insomnio que padece engañando a todos y haciéndoles creer que duerme y descansa correctamente aún a sabiendas de que va a tener consecuencias que no desea. También debo decir que algunos elementos se me han hecho repetitivos. Por ejemplo las veces que se nos recuerda que el protagonista no puede dormir, no descansa y que no es capaz de distinguir realidad e imaginación. Se podrían eliminar varias referencias y el resultado de la novela sería el mismo. No añaden nada ni al argumento ni a la experiencia lectora.
Su vida lleva detenida demasiado tiempo, vacía, plana, no monótona, como la de la mayoría de la gente, sino estática
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