Buenos días blogueros,
Llevo mucho tiempo escuchando hablar de Enfermera Saturada y hoy es mi turno de hablaros de su ópera prima, La vida es suero.
SINOPSIS:
SU AUTOR:
OPINIÓN:
Hace ya muchos años, a través de las redes sociales leí a una conocida que trabaja como enfermera lo que había disfrutado con el libro La vida es suero de Enfermera Saturada. Me quedé con la copla y anoté el título en la lista de pendientes.
Ahí se ha quedado hasta hoy. Hay momentos en nuestra vida en los que necesitamos un cambio lector. Tal vez por nuestro ánimo, por las circunstancias que estamos viviendo, por el estrés o por cualquier motivo. El caso es que intenté leer varios libros que intuía que estaban bien escritos y tenían buena trama pero no pasaba de los primeros capítulos. Me quedaba estancada y a pesar de que sabía que eran buenas novelas no conseguía engancharme a su lectura. Así que cambié de género y busqué algo más sencillo y más ligero de leer. A raíz de esas lecturas se desempolvó mi recuerdo de Enfermera saturada y busqué su primer libro. Por ello os traigo hoy mis impresiones sobre él.
La vida es suero es una novela de 125 páginas dividida en capítulos independientes. Héctor Castiñeira, en cada capítulo, nos habla sobre una anécdota de enfermería, es decir como ven y viven desde su punto de vista diferentes situaciones que generamos los pacientes, los médicos, las visitas, etc. Está escrito con un humor muy fino y divertido. Se hace muy amena su lectura. Como os decía cada capítulo puede ser leído independientemente ya que no es una historia en sí misma, sino más bien una recopilación de sucesos y pensamientos descritos con mucha gracia.
La finalidad del prospecto es que no lo leas. Si lo lees no tomas la pastilla, así las empresas farmacéuticas han optado por hacerlos con letra pequeña y casi tan largos como las etiquetas de la ropa de Zara.
La vida es suero es la ópera prima de Enfermera Saturada, la primera obra que surgió de las redes sociales cuando Héctor compartía en ellas sus anécdotas. Debo decir que me identifico con algunas situaciones creadas por los acompañantes de los pacientes, pero que conste que siempre lo he hecho con la intención de ayudar (ahora sé que molesta). Si bien el libro está bien yo tenía una idea diferente de lo que sería su lectura. Ya sabéis que las expectativas son muy malas y años pensando que este era el libro de los libros ha hecho algo de mella.
Intuyo que a todo aquel profesional relacionado con el sector o a los amigos íntimos y a los familiares de enfermeras les encantará. Yo, por mi parte, que no tengo relación íntima con nadie que sea enfermera, auxiliar o médico, he tenido que buscar quién era Florence Nightingale.
El que elige los tamaños de las pastillas no es buena persona, os lo juro por Florence Nightingale. Alguien que a una pastilla para el infarto le pone el tamaño de un grano de arroz, tiene muy mala leche. ¡¡Que ya me imagino al pobre abuelo, con sus dedos gordos, sudando y con dolor en el pecho, intentando coger esa pastillita para ponerla debajo de la lengua!! Eso es de muy mala persona.
Hay pensamientos de Satu que, por otra parte, todos los de la generación de Héctor compartimos. Y es que da igual que estudiaras enfermería, medicina, ingeniería, abogacía, etc. Nuestros padres siempre nos decían que estudiáramos para obtener en el futuro el trabajo deseado. Pero todos nos lanzamos a estudiar y ya no hay trabajo cualificado para todos :-)
Estudié, saqué buenas notas y fui a la universidad. Me decían que si hacía todo eso, el día de mañana sería una mujer de provecho: tendría trabajo estable, una casa y una familia con la que ir de vacaciones a Benidorm. Me engañaron.