Buenos días blogueros,
Hace ya un par de años Kate Morton publicó el libro La hija del relojero. Un libro que tenía una pinta estupenda y que no sé muy bien por qué se ha ido quedando rezagado en la estantería de libros pendientes. Hoy os puedo decir que es una historia que he disfrutado mucho.
SINOPSIS:
"¿Mi nombre verdadero? Nadie lo recuerda. "
"¿Los sucesos de aquel verano? Nadie más los conoce."
En el verano de 1862, un grupo de jóvenes artistas, guiados por el apasionado y brillante Edward Radcliffe, viaja a Birchwood Manor, una casa de campo en Berkshire. Tienen un plan: vivir los siguientes meses recluidos y dejarse llevar por su inspiración y creatividad. Sin embargo, cuando el verano toca a su fin, una mujer ha muerto de un disparo y otra ha desaparecido, se ha extraviado una joya de valor incalculable y la vida de Edward Radcliffe se ha desmoronado.
Unos ciento cincuenta años más tarde, Elodie Winslow, una joven archivista de Londres, descubre una cartera de cuero que contiene dos objetos sin relación aparente: una fotografía en sepia de una mujer de gran belleza con un vestido victoriano y el cuaderno de bocetos de un artista en el que hay un dibujo de una casa de dos tejados en el recodo de un río.
¿Por qué ese boceto de Birchwood Manor le resulta tan familiar a Elodie? ¿Y quién es esa hermosa mujer que aparece en la fotografía? ¿Le revelará alguna vez sus secretos?
Narrada por varias voces a lo largo del tiempo, "La hija del relojero " es la historia de un asesinato, un misterio y un robo, una reflexión sobre el arte, la verdad y la belleza, el amor y las pérdidas. Por sus páginas fluye como un río la voz de una mujer ya libre de las ataduras del tiempo y cuyo nombre ha caído en el olvido: Birdie Bell, la hija del relojero, la única persona que vio todo lo sucedido.
SU AUTORA:
Kate Morton nació en Berri en 1976 y creció en las montañas del noreste de Australia, en Queensland donde asistió a una pequeña escuela rural. Desde pequeña le gustaba leer libros y sus favoritos eran los de Enid Blyton. Posee títulos en Arte Dramático y Literatura Inglesa y es candidata doctoral en la Universidad de Queensland. Vive con su esposo e hijos en Brisbane.
Su primera novela, La casa de Riverton, se publicó con enorme éxito en 38 países, alcanzó el número uno en muchos de ellos y lleva vendidos más de dos millones de ejemplares en todo el mundo. El jardín olvidado, con unas ventas que superan los cuatro millones de ejemplares, supuso la consolidación absoluta de esta espléndida autora y le granjeó el reconocimiento masivo de la crítica y los lectores. Su tercera novela, Las horas distantes, se convirtió igualmente de inmediato en un bestseller. Se estima que las ventas en todo el mundo de las obras de Kate Morton se acercan a los ocho millones de ejemplares.
OPINIÓN:
La hija del relojero es una novela escrita por la autora australiana Kate Morton. Cuenta con 648 páginas, divididas en cuatro partes, doce secciones y treinta y dos capítulos. Fue publicado por la Editorial Suma en el año 2018 y Máximo Sáez Escribano fue el encargado de su traducción.
La historia tiene dos narradores. Por una parte, la hija del relojero, a la que su padre llama cariñosamente Birdie, nos habla en primera persona para contarnos lo que ocurrió aquel verano de 1862, cuando todo dio comienzo. Nos involucra en su historia, nos hace partícipes de lo ocurrido y nos lo cuenta a los lectores directamente, como si estuviéramos reunidos con ella en un salón escuchando una maravillosa aventura. Ella será la encargada de mostrarnos el pasado. Por otra parte, un narrador omnisciente nos irá descubriendo a través del personaje de Elodie Winslow la parte del presente.
Nos encontramos en el año 2017. Elodie Winslow es una archivista tímida y muy trabajadora cuya tarea actual consiste en analizar y preservar todos los documentos relacionados con un caballero del siglo XIX llamado James Stratton. A consecuencia de un problema de humedad en la oficina y el posterior desalojo de la habitación en cuestión, aparece un bolso con objetos antiguos entre los que se encuentra una fotografía de una mujer pelirroja y un cuaderno de bocetos de una casa de dos tejados que nada más ver le trae a Elodie a la memoria una historia que le contaba su madre de pequeña antes de dormir. Lauren Adler era una hermosa y brillante concertista de chelo que murió en un accidente de tráfico siendo muy joven. Elodie la perdió siendo muy pequeña y eso le anima a investigar si esa casa existe realmente, si tiene relación con el cuento que le contaba su madre y se propone averiguar quién es esa misteriosa mujer pelirroja de la que nada sabe.
La hija del relojero es una historia coral en la que se mezclan infinidad de personajes. Todos con el mismo reparto de peso pero situados en diferentes épocas. Se remonta muchos años y generaciones atrás y su autora nos va presentando a todos los implicados poco a poco.
Edward Radcliffe era un joven con pasión, que atraía a las personas e inspiraba entusiasmo. Estaba lleno de carisma, energía, estaba dispuesto a experimentar la vida, tenía facilidad para creer, cambiar y captar experiencias. Encabezaba la “Hermandad Magenta”, un grupo de talentosos y bohemios jóvenes creadores.
Si desea comprender a mi hermano, señor Gilbert, debe dejar de verlo como pintor y comenzar a verlo como narrador de historias. Fue su mayor don. Sabía cómo comunicarse, cómo hacer sentir y ver y creer a los demás. El medio que escogía para expresarse era irrelevante. No es tarea fácil inventar todo un mundo, pero Edward era capaz de ello. El ambiente, una trama, personajes que respiran ... Siempre era capaz de conseguir que la historia cobrará vida en la mente del otro.
Edward era capaz de poner a rezar al diablo, si así lo deseara.
Edward Radcliffe invita a los miembros de su hermandad a viajar a Birchwood Manor, una casa de campo a orillas del Támesis, y pasar un maravilloso verano creando sus mejores obras, aprovechando la luz y la tranquilidad que se respiraba en aquel lugar. Allí fueron Félix y Adele Bernard, Thurston Holmes, las hermanas de Edward (Claire, como modelo de Thurston, y la pequeña Lucy), su prometida Frances Brown y la que se había convertido en su musa, Lily Millington.
Edward y Lucy, a pesar de la diferencia de edad, confiaban el uno en el otro, se contaban secretos y había un vínculo muy fuerte que les unía. Tal vez porque compartían el amor por el aprendizaje y porque Edward nunca criticaba ni desconfiaba de Lucy por no hacer aquello que la sociedad le pedía.
Lucy sentía un amor arrollador por el conocimiento. Era codiciosa al adquirirlo, impaciente con sus limitaciones para asimilar información nueva. El mundo era amplio y desbordante, y por cada libro que leía, por cada teoría que llegaba a comprender, diez más aparecían ante ella.
Clare decía que cuando hablaba así, sobre energía y materia, espacio y tiempo, parecía loca de atar. (Edward, claro, opinaba lo contrario. Decía que tenía buena cabeza y que era importante que la usara. Qué arrogancia, dijo, que la humanidad se permitiera reducirse a la mitad al renunciar a las mentes y las palabras de las mujeres).
La hija del relojero es también una historia de historias. Kate Morton nos muestra una excelente recopilación de vivencias sucedidas en torno a Birchwood Manor y una piedra preciosa: El Azul de los Radcliffe, un diamante azul de veintitrés quilates que desaparece misteriosamente durante ese verano de 1862. Un verano en el que se sucedieron un misterio, un robo y un asesinato y que al final, con ayuda de Birdie Bell y las investigaciones realizadas por Elodie Winslow, somos capaces de comprender cómo se relacionan entre sí y entendemos todo lo que ocurrió en aquella casa.
Birdie nos retrotrae a su infancia y nos cuenta cómo transcurrió esta tras la muerte de su madre, los horrores por los que tuvo que pasar y cómo conoció a Joe el pálido, un niño enfermizo que no salía de casa.
Siempre me estaba pidiendo que le contara historias del Londres que yo conocía, de las callejuelas de Covent Garden, de las zonas de tenebrosos comercios bajo los puentes del Támesis, de los niños sin padres.
La hija del relojero está llena de vida, de sentimientos, de cosas cotidianas que pasan en el día a día, de pensamientos, de observaciones. Es una lucha y una crítica sobre cómo la sociedad de la época no dejaba a las mujeres hacer algo que no fuese lo que tenían pensado y estipulado para ellas, no debían estudiar ni debían pensar en cosas que eran de hombres. Nos habla de la Guerra y de cómo sufren los soldados que tienen que marcharse y las personas que les esperan, lo estúpido de su significado y cómo cambian sus vidas de un día para otro. Nos habla de las relaciones personales, de los hermanos, de los tíos, de los abuelos, de los trabajos y de las pasiones.
Llegará la hora, lo sé, en que las mujeres tengan las mismas oportunidades que los hombres. ¿Cómo no va a suceder cuando las mujeres son más numerosas y más inteligentes? Hasta entonces, tu destino está en tus manos. Lee, recuerda, piensa.
Kate Morton ha conseguido publicar una historia de amor multidisciplinar: amor por la pintura, la música, el teatro, el arte, la belleza, la cartografía, la fotografía y la Historia Natural entre otros. Un libro de amor presente en todas sus formas y en todas las cosas.
Para Ada, formar parte de la Sociedad de Historia Natural era cómo ser detective e ir en busca de pistas para resolver misterios. Todas las reliquias que desenterraba tenían su propia historia, una vida secreta que había tenido lugar mucho antes de que llegará a sus manos.
Le habían entusiasmado el valor y el efecto del Desnudo bajando una escalera número 2 de Marcel Duchamp, la confrontación explosiva de Las señoritas de Aviñón de Picasso; había leído a Marinetti hasta bien entrada la noche y había viajado a Londres para ver la exposición de Umberto Boccioni.
La hija del relojero también es una historia de amor: amores correspondidos, amores eternos, amores maternales y fraternales, amor juvenil, libidinoso, amores prohibidos, amor por el trabajo bien hecho, amistad profunda, duradera y verdadera. Y como no, también es una novela de pasiones: pasión por aprender, pasión por viajar, pasión por hacer las cosas bien hechas, pasión por sobrevivir.
Ser padre es pan comido - oyó la voz alegre de Alan en el viento -, no más difícil que volar un avión con una venda en los ojos y agujeros en las alas.
Kate Morton ha escrito un libro muy ameno, una historia carismática y fácil de leer una vez conocidos los personajes.
Leonard releyó La máquina del tiempo, de H. G. Wells. Había sido su relato favorito a los trece años; el de Tom, también. Por aquel entonces soñaban sin parar con el futuro y ambos fantaseaban con saltar a través del tiempo para ver las maravillas que ocultaba el porvenir. Ahora, sin embargo, Leonard se descubría a sí mismo siempre mirando el pasado . A veces se quedaba sentado con el libro en las manos, maravillado ante su solidez y su forma. Qué objeto tan digno era un libro, casi noble en su propósito.
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