Buenos días blogueros,
Termino el año con la lectura de una novela que me ha parecido fascinante. Se publicó hace ya tres años, pero yo acabo de descubrirla ahora. Se trata de la novela de Marta Quintín titulada El color de la luz.
SINOPSIS de El color de la luz:
Blanca Luz Miranda es una empresaria de éxito. Su objetivo: amasar una gran fortuna para comprar arte. La adquisición, en una subasta de Nueva York, de uno de los cuadros más inquietantes del pintor Martín Pendragón cumplirá el sueño de esta anciana de ojos enigmáticos. En esa misma sala una periodista observa la escena con interés, está convencida de que tras ese pago millonario se esconde un secreto y hará todo lo posible por descubrirlo. Lo que no sabe es que será Blanca Luz quien decida cómo se escribe su historia.
SU AUTORA: Marta Quintín
Imagen sacada de: https://www.cartv.es/ |
Marta Quintín Maza nació en Zaragoza un 6 del 6 del 89 y cuando tenía cuatro años la subieron a una mesita de su clase de párvulos para que les contara a los demás niños una historia de su elección. Eligió la de Cenicienta. Desde entonces lo único que recuerda del resto de su vida es haber contado unas cuantas más. Como aquellas con las que ganó varias veces el premio Tomás Seral y Casas de relato corto o las que ha recogido como periodista en la agencia EFE, la Cadena SER, y la NASA española, o esa otra que se llama Dime una palabra y que es su primera novela publicada al calor de los rascacielos de Nueva York. En 2018 publicó El color de la luz (Suma de Letras). Y en el 2019 resultó ganadora del Premio València Nova Alfons el Magnànim de Narrativa en castellano. El resto de historias están por venir.
OPINIÓN de El color de la luz:
Todo es susceptible de convertirse en arte, solo depende de la mirada que se le dedique. Que se mire con interés, con pasión, con amor. Y, luego, solo se trata de contarlo. Tu historia, la de otros, lo que has visto, lo que has escuchado…, qué más da. Pero sal ahí fuera, implícate, emociónate, convéncete de que eso que estás escribiendo es lo más importante que existe en el mundo, y que no existirá realmente hasta que no le des vida con tus palabras.
Y eso es precisamente lo que hace una periodista, cuyo nombre no nos importa, tras acudir a una subasta de arte en Nueva York. Allí es testigo de una puja muy reñida por un cuadro entre una señora presente en la sala, llamada Blanca Luz Miranda, y un caballero que hace las ofertas por teléfono. La puja acaba con una cifra astronómica, convirtiéndose en el valor más alto jamás alcanzado en una subasta de ese tipo. La periodista siente curiosidad por el motivo que lleva a alguien a pagar tanto dinero por algo material e intuye que debe haber algo oculto e importante detrás de ese interés y ese desembolso. Toca las teclas necesarias para que Blanca Luz derribe la muralla de secretismo, de protección, de distancia que la rodea, abra sus puertas y acabe relatándonos una historia que se quedará guardada en un rinconcito de nuestros corazones.
El color de la luz de Marta Quintín es una novela llena de emociones, narrada de forma espectacular, con una prosa estupenda y amena, que te atrapa y te traslada hasta 1919, año en el que todo comienza. Recuerda vagamente a la novela El cuento número trece de Diane Settefield (cuya reseña podéis leer aquí) en tanto en cuanto tenemos a una persona joven que escucha las correrías y vicisitudes de una persona mayor con el único fin de escribir su biografía. Una historia cuya veracidad tendrá que comprobar, y a la vez completar, investigando. Tendrá que conocer a los personajes involucrados, los hechos ocurridos y la época en la que sucedieron. En esta novela, la protagonista, Blanca Luz Miranda tiene una bonita historia que contar y no desea que una visión parcial de lo ocurrido distorsione la verdad.
necesito a alguien, ¿cómo diría?, más imparcial. Alguien a quien contarle la historia, pero que luego sepa poner algo de distancia, ordenarla, mirarla desde fuera...
Y así, iremos conociendo de mano de nuestra periodista todo lo acontecido en El color de la luz, una novela que trata sobre el arte, la escritura, la filosofía, la vida y, sobre todo, el amor y la pasión que se pone en lo que se hace. Una historia que nos hace viajar en el tiempo y en el espacio y en la que recorreremos España, y visitaremos París y Nueva York.
Conoceremos a nuestros protagonistas. Por un lado, Blanca Luz Miranda, una joven rebelde, traviesa, impulsiva, con un alto sentido de lo que está bien y lo que no, que no piensa en las consecuencias de sus actos ni las implicaciones que conllevan cuando decide qué es lo correcto. Desde el principio del libro intuimos que es una mujer con un carácter y una personalidad muy fuerte y definida y lo confirmamos a medida que avanzamos en la historia. Es un personaje con muchos matices que van del blanco al negro pasando por una gran y variada gama de grises. Es, en definitiva, una persona imprevisible, alocada y que hace lo que le viene en gana.
Por otro lado, también se nos presentará a un joven Martín Pendragón, un pintor de brocha fina abocado a trabajar de albañil contra su voluntad. No le queda otra que respetar la voluntad de su padre y la pasividad de su madre que no hace ni dice nada para ayudarle. Una persona sumisa, con un alto sentido de la responsabilidad, el deber y las obligaciones.
La novela cuenta además con varios personajes secundarios como Don Francisco Miranda, un hombre sabio, recto, y que sabe decir las palabras exactas en el momento adecuado. Es un hombre riguroso, metódico, y con un corazón que no le cabe en el pecho. También está Eduardo, un joven con los pies bien anclados al suelo, honesto y muy serio. Y por último, pero no menos importante, Chema, un chico sincero, agradable, bueno, dispuesto a ayudar y con un gran sentido de la amistad. Estos personajes, a pesar de ser secundarios, están metidos en la historia y descritos por la autora de una forma que no pasarán desapercibidos. Conectarás con ellos como si los conocieras, como si fueran una parte de ti y ya no te resultara indiferente nada de lo que pudiera ocurrirles.
El color de la luz, como os decía, comienza en el año 1919 y Marta Quintín, con una prosa exquisita, nos traslada a la época con un nivel de detalle preciso, equilibrado, haciéndonos sentir joviales, fuertes, capaces de conseguir lo que queramos, lo que deseemos, lo que podamos imaginar. Es una novela que está escrita con fuerza, con garra, de forma que no puedas evitar querer seguir leyendo un poco más, seguir conociendo a los personajes, sus historias, sus vivencias, sus alegrías y sus dramas. Está narrado con un tono alegre, optimista, que emana juventud, frescura, ilusión. Nos hace ver que nuestros protagonistas son invencibles y tienen todo el tiempo por delante para conquistar el mundo.
Marta Quintín consigue que sintamos como propias las aventuras y desventuras de los personajes, que las vivamos como si estuviéramos allí, como si fuéramos un personaje más de esta historia. Consigue abrir un pequeño agujero en la pared a través del cual asomamos nuestro ojo y observamos todo lo que ocurre al otro lado. Y es que es así como uno se siente cuando lee la novela porque somos capaces de pensar que lo que estamos leyendo está ocurriendo en este mismo momento y que lo estamos observando todo en primera persona.
En definitiva, ¿por qué debes leer El color de la luz de Marta Quintín?
Porque la historia es muy buena, porque las descripciones son espectaculares, porque te traslada a otra época, porque conocerás a unos personajes que te cautivarán, porque la prosa de la autora es exquisita, porque el ritmo de la narración es ágil, porque tiene connotaciones positivas, porque te hace sentirte bien y porque si no la lees te perderás una gran novela.
El destino es un guasón incorregible y parsimonioso. Siempre se toma su tiempo para actuar, pero nunca se olvida de nadie. Se vale de una argucia llamada azar, que tiene unas ironías ante las que uno no sabe si quitarse el sombrero o propinarle un bofetón.
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