Hoy os hablo de un clásico escrito en 1895. Se trata de La máquina del tiempo de H.G. Wells. La edición que yo he leído fue editada en el año 2004 por El Diario El País S.L. con la traducción de Nellie Manso de Zúñiga y cedida por Random House Mondadori S.A.
¿A quién no le tentaría darse una vuelta por el futuro si creyera tener el regreso asegurado? El viajero se traslada al año 802 701 gracias a la máquina del tiempo. Cuando vuelve, asombra a todos por el relato de su encuentro con los Eloi y los Morlock, una raza degenerada y en regresión. El autor reflexiona sobre el paso del hombre por la Tierra y su responsabilidad con respecto al porvenir.
El interés por la ciencia, la crítica a la moral cristiana y a las costumbres burguesas marcaron la obra del escritor británico Herbert George Wells (1866-1946). En apasionantes novelas de ciencia-ficción como La guerra de los mundos - y en otras de carácter social o político - defendió su ideal de libertad y su fe en el futuro de la humanidad, aunque con cierto pesimismo a causa de las guerras y la era atómica.
H. G. Wells, nació el 21 de septiembre de 1866 en el condado de Kent (Inglaterra). Fue el tercer hijo de una familia de clase media baja que tenía una tienda en la que vendían artículos de deporte y loza fina. Con ocho años, Herbert se rompió la pierna y durante el tiempo que estuvo convaleciente se hizo un ávido lector de los libros que le traía su padre de la biblioteca. Ese mismo año ingresó en la Academia Comercial de Thomas Morley, una escuela privada fundada en 1849, donde, según palabras del propio Wells, "la enseñanza fue errática" –el plan de estudios se centraba principalmente en la caligrafía y en hacer operaciones matemáticas–. Wells continuó en la Academia de Morley hasta 1880, pero tras un accidente sufrido por su padre en 1877, Herbert y sus hermanos se vieron obligados a buscar trabajo para ayudar económicamente a la familia. Su experiencia en una tienda textil se vería reflejada más tarde en su libros The Wheels of Chance (1896) y Kipps: The Story of a Simple Soul (1905).
El inicio de Wells en la literatura empezó cuando descubrió la magnífica biblioteca de Uppark: sumergido entre libros leyó muchas de las obras clásicas de las estanterías. Por sus manos pasaron la República de Platón, Utopía de Tomás Moro y las obras de Daniel Defoe.
El joven fue uno de los fundadores de la revista escolar The Science School Journal; en ella, expresó sus puntos de vista sobre la literatura y la sociedad. Su socialismo se basó en la idea de que el progreso de la humanidad pasaba por la necesidad de erradicar la pobreza e incrementar la cultura. Creía que la educación era el arma principal para la transformación del mundo.
Durante 50 años escribió más de 80 libros. Su producción podría dividirse en tres etapas: la de novela científica, la familiar y la sociológica. La novela científica comenzó con el fin de la Segunda Guerra Mundial y se convirtió pronto en un género popular, y las escritas por Wells son obras maestras del género gracias a su interés científico, así como a sus sólidas estructuras estilísticas y a su prodigio imaginativo. Basta como ejemplo la primera de ellas, La máquina del tiempo (1895), en la que el inventor de la máquina puede viajar hacia el pasado o el futuro con un sencillo movimiento de palanca.
La máquina del tiempo es una novela escrita en 1895 que ha soportado muy bien el paso del tiempo. Su autor, Herbert George Wells, más conocido como H.G. Wells, fue uno de los padres fundadores de la ciencia ficción.
La historia comienza en Londres, con una reunión en casa de nuestro protagonista, al que se conoce como El Viajero a través del Tiempo. Todos los jueves, en la sobremesa, el anfitrión y sus invitados mantienen un debate entre amigos para hablar pacífica, informal y relajadamente sobre temas relacionados con la ciencia. El Viajero a través del Tiempo, científico, inventor y autor de varios libros, comienza su charla que gira en torno a la geometría, exponiendo a sus invitados una misteriosa cuestión. Les advierte, además, de que para llegar a una conclusión final deberán debatir y discutir algunas ideas que están universalmente admitidas.
Por ejemplo, la geometría que les han enseñado en el colegio está basada en un concepto erróneo.
Y así comienza una fantástica y, a mi parecer, breve discusión matemática y filosófica en la que se debate sobre las dimensiones. El Viajero a través del Tiempo, una persona seria, recta y respetada, intenta hacerles ver que en realidad hay cuatro dimensiones, los tres planos del Espacio y una cuarta, El Tiempo, que suele ser la gran olvidada.
Todo cuerpo real debe extenderse en cuatro direcciones: debe tener Longitud, Anchura, Espesor y ... Duración.
Finalmente, y para terminar la amena discusión, El Viajero a través del Tiempo les anuncia que ha conseguido crear una máquina muy sencilla con dos palancas que sirve para ir al futuro o al pasado, hacia adelante o hacia atrás. En definitiva, para viajar en el tiempo. Como sus invitados se muestran escépticos les hace una demostración con una pequeña maqueta que ha construido, de forma que todos puedan observar su funcionamiento. Aún así, y a pesar de no poder descubrir fallos en el proceso, ninguno de los invitados cree en absoluto en este invento al que llaman la máquina del tiempo. Dan por hecho que no han sido capaces de averiguar aún cómo El Viajero a través del Tiempo ha conseguido realizar lo que les parece un truco.
El jueves de la semana siguiente, media hora más tarde de lo acordado, aparece El Viajero a través del Tiempo hecho un desastre: cojea, está sucio y su pinta es horrorosa.
Tenía la cara atrozmente pálida y en su mentón un corte oscuro, a medio cicatrizar; su expresión era ansiosa y descompuesta como por un intenso sufrimiento.
Tras darse una buena ducha y compartir la cena con sus invitados el anfitrión cuenta, con pelos y señales, todo lo que ha vivido y experimentado desde la última reunión.
El Viajero a través del Tiempo comenzará su exposición en primera persona y de forma detallada de su viaje al futuro. Concretamente ha viajado al año 802 701. H.G. Wells, nos describe de manera minuciosa y esmerada la civilización que encuentra: los paisajes, edificios y vegetación, así como los seres que allí habitan y que se clasifican en dos:
a) Los Eloi, unos seres pacíficos y amigables incapaces de hacer nada. No trabajan ni estudian. No muestran interés por nada. No tienen la necesidad de aprender ni de esforzarse ya que tienen a mano todo lo que necesitan. No se preocupan por los demás ni por su bienestar, son egoístas y actúan como niños. Sólo se dedican a comer la fruta que se van encontrando y a mantener sexo cuando les apetece. Tienen miedo a la oscuridad.
No hay inteligencia allí donde no hay cambio ni necesidad de cambio.
b) Los Morlock son habitantes de las profundidades subterráneas. Por ello sus cuerpos son blanquecinos, sus ojos grandes y amarillos, como búhos, para poder ver bien en la oscuridad y se alimentan de carne. Son seres repugnantes que han conservado parte de su inteligencia al mantenerse activos trabajando en las fábricas, y tienen miedo a la luz.
Estaba impaciente por matar a un Morlock o a varios. ¡Les parece a ustedes muy inhumano aquel deseo de matar a mis propios descendientes! Pero era imposible, de un modo u otro, sentir ninguna piedad por aquellos seres.
H.G. Wells nos hace ver de forma clara la correlación existente entre la clase alta y la trabajadora de su época con sus personajes ficticios, Los Eloi y los Morlock respectivamente. Una lucha de clases que se ve también reflejada en el futuro, aunque de manera diferente. El Viajero a través del Tiempo observa una época que le ha dejado desolado. Nadie lee libros, no hay inventos, ni ciencia, no hay debates. Nuestros descendientes se han convertido en seres que se conforman con que los días pasen, uno detrás de otro, en armonía, haciendo siempre lo mismo.
Me afligió pensar cuán breve había sido el sueño de la inteligencia humana. Habíase suicidado.
El Viajero a través del Tiempo inició un viaje cargado de emoción al pensar en un futuro espléndido, donde conocería a sus descendientes y comprobaría cómo habían evolucionado las cosas siempre a mejor. Pero se preocupa y sorprende por completo al ver que ha llegado a un futuro distópico y en continua decadencia.
Durante esos días El Viajero a través del Tiempo vivirá diferentes aventuras en las que tendrá que luchar contra los Morlock prácticamente solo. Únicamente contará con una caja de cerillas y con la ayuda de Weena, una Eloi que le está agradecida por haberle salvado la vida de morir ahogada. Deberá recuperar su Máquina del Tiempo que ha sido escondida en un edificio al que no puede acceder para así poder volver a su época.
He pensado después lo mal equipado que estaba yo para semejante experiencia. Cuando la inicié con la Máquina del Tiempo, lo hice en la absurda suposición de que todos los hombres del futuro debían ser infinitamente superiores a nosotros mismos en todos los artefactos. Había llegado sin armas, sin medicinas, sin nada que fumar - ¡ a veces notaba atrozmente la falta del tabaco! -; hasta sin suficientes cerillas. ¡Si tan solo hubiera pensado en una Kodak!
La máquina del tiempo es una novela que consta de introducción, quince capítulos y epílogo. Es un libro corto con un total de 138 páginas, muy fácil y rápido de leer, y narrada con un estilo detallista y claro.
Un gran libro que no he disfrutado como esperaba. Tal vez por las expectativas, esas que nosotros mismos nos creamos y que nos llevan a error. En mi caso, me adentré en la lectura del libro sin leer la sinopsis. Esperaba viajes en el tiempo hacia adelante y hacia atrás que me descubrieran varias historias no conocidas. Y en este caso, H.G. Wells nos lleva a un único viaje hacia el futuro. Por otra parte el comienzo me entusiasmó. Una charla filosófica sobre la geometría, las dimensiones y el tiempo. Esperaba encontrar algo más del estilo a lo largo de la obra y no ha sido así.
Una ley natural que olvidamos es que la versatilidad intelectual es la compensación por el cambio, el peligro y la inquietud.
No obstante, no se puede negar que La máquina del tiempo es una obra pionera en los viajes en el tiempo, escrita en una época en la que algo así era inimaginable, una novela que ha soportado, como os decía al principio, el paso del tiempo de manera fantástica y en la que el autor, H.G. Wells, ha intentado hacernos ver su lado más pesimista con respecto a la Humanidad y el mundo con la invención de unos seres y un mundo fantástico. Porque, al fin y al cabo, La máquina del tiempo es una aventura imaginada para ser disfrutada.