Buenos días blogueros,
Hace poco vi en el blog de Mar una reseña sobre el libro Siempre hemos vivido en el castillo de la autora Shirley Jackson. La sinopsis me resultó atractiva y que Mar comentara que era un libro de terror y que le había gustado mucho me animó a leerlo. Os dejo a continuación mis impresiones.
SINOPSIS:
Cuatro miembros de la familia Blackwood han muerto a causa de una comida envenenada. Durante seis años los sobrevivientes han vivido 'en el castillo', acosados por el odio y el miedo de los aldeanos.
Esta terrible y hermosa novela, de una de las más notables escritoras norteamericanas, consigue el irónico milagro de convencer al lector de que una casa habitada por un lunático, un envenenador y un piromaníaco es un mundo más rico en simpatía, amor y sutileza que el mundo real exterior.
SU AUTORA:
OPINIÓN:
Siempre hemos vivido en el castillo es una obra no muy extensa de 224 páginas compuesta por 10 capítulos y un posfacio. Fue escrito originalmente en 1962 por la autora Shirley Jackson conocida como una de las especialistas de la época en el género del terror.
La obra se desarrolla principalmente en el castillo en el que viven nuestras protagonistas. Por un lado tenemos a Constance Blackwood, una chica de veintiocho años a la que le encantan los libros de cocina, se encarga de cocinar, embotar y ayudar a los demás. No sale de casa y cuida de todos los habitantes del castillo con sumisión, tranquilidad y mucha paciencia. Por otro lado tenemos a Mary Katherine Blackwood, la hermana pequeña de dieciocho años que no se separa de su gato Jonas y a la que Constance llama cariñosamente Merricat. Con ellas vive el anciano tío Julian que va en silla de ruedas y que desea rememorar lo que pasó hace seis años en el castillo y quiere dejarlo todo por escrito por lo que siempre está tomando notas en papeles que guarda con mimo a buen recaudo. Teme que no le quede mucho tiempo de vida por lo que intenta aprovechar su tiempo de escritura y concentración al máximo.
me ha cogido la mano y ha dicho: «Es terrible ser viejo, y limitarte a estar aquí tumbado preguntándote cuándo va a suceder».
Con una dulce voz infantil Merricat nos narrará en primera persona la historia ideada por Shirley Jackson y nos guiará a través de los sucesos que van ocurriendo a lo largo de esta novela dirigiéndose a nosotros como si fuéramos alguien de confianza. Habla con autoridad, seguridad y contundencia, aunque nunca la emplea para justificar sus acciones sino solo para exponerlas.
«Me llamo Mary Katherine Blackwood. Tengo dieciocho años y vivo con mi hermana Constance. A menudo pienso que con un poco de suerte podría haber sido una mujer lobo, porque mis dedos medio y anular son igual de largos, pero he tenido que contentarme con lo que soy. No me gusta lavarme, ni los perros, ni el ruido. Me gusta mi hermana Constance, y Ricardo Plantagenet, y la Amanita phalloides, la oronja mortal. El resto de mi familia ha muerto.»
Siempre hemos vivido en el castillo nos muestra la vida tranquila y ordenada que llevan nuestros personajes. Constance cocina, el tío Julian escribe y Merricat, por su parte, va dos veces por semana al pueblo para comprar todo lo necesario y para sacar libros de la biblioteca. A Merricat no le gustan los cambios por lo que su vida es monótona, predecible y solitaria. Ayuda, además, que el castillo esté apartado del pueblo y que casi no reciban visitas. En el hogar de los Blackwood los días discurren apacibles y con aparente normalidad, si no fuera porque los otros miembros de la familia murieron envenenados allí mismo, en el comedor, seis años atrás.
Personalmente he de decir que no he disfrutado de la novela excepto en contadas ocasiones en las que me mantuvieron alerta la intriga y el hecho de pensar que iba a descubrir algo de lo que pudo pasar en ese comedor (como es el caso de la visita de la señora Helen Clarke y la señorita Wright para tomar el té).
El principio me ha parecido aburrido, lento y pesado. Se me ha hecho cuesta arriba y en torno a las treinta primeras páginas estuve tentada de abandonar la lectura. Supongo que también influirá que los personajes me han parecido muy planos. No he congeniado ni sentido simpatía por ninguno de ellos. Además, las situaciones diarias, debido a su rutina, me han resultado aburridas y predecibles.
Siempre hemos vivido en el castillo está catalogada como una novela de terror. Pero yo no considero que sea así. No he pasado miedo en ningún momento. No hay monstruos, ni tiene nada que ver con el terror al que estoy acostumbrada (ya sea psicológico o no). Sí podemos decir que la ambientación es algo perturbadora y la situación inquietante.
-¿Qué lees, querida? Qué bonita imagen, la de una mujer con un libro.
Para más información: